“Estar presente aquí y ahora”. Ésta es una enseñanza del teatro que también se trabaja por parte de los profesionales del coaching. ¿Qué entendemos por estar presentes? Se trata de poner en movimiento todos nuestros sentidos. Ser permeable, receptivo a todo lo que está ocurriendo alrededor de uno y “dentro de uno mismo”. Estar presente aquí y ahora es simplemente recibir y poder procesar tanto lo subjetivo como lo objetivo. “Estar presente aquí y ahora” significa autenticidad, con todas las cualidades personales que tenemos cada uno de nosotros. Significa poner lo mejor de uno mismo a disposición de los demás. La dificultad del ejercicio reside en aceptar ser uno quien es.
Tenemos un propósito al plasmar estas palabras y es ayudarte a identificar si estás presente, aquí y ahora. Te proponemos un ejercicio, lector. ¿Aceptas el reto? Es un ejercicio que puede ser tan fácil o difícil como tú quieras. ¿Vienes?
¿Cómo te sientes? ¿Estás cómodo? ¿Qué sienten tus edos, tu espalda, tus piernas? ¿Oyes algo? ¿Te molesta algo? ¿Respiras bien? ¿A qué huele tu entorno? ¿Te resulta agradable o molesto? Percibe tu entorno, míralo, huélelo, siéntelo… ¿Estás solo? Si hay gente a tu alrededor, míralos a todos y cada uno de ellos. ¿Qué te transmiten? Mírate a ti mismo ¿cómo late tu corazón? Ponte a gusto, por favor. Respira profundamente. ¿Has conseguido percibir lo que te rodea? No es ni bueno ni malo, es lo que es. ¿Has descubierto muchos detalles nuevos? Puede que lo que ves o sientes no responda a tus expectativas. Tal vez estés pensando en una llamada que esperas, en algo que te da vueltas en la cabeza…
Esto es un ensayo para saber si estás aquí conmigo, con nosotros, o si estás allí, en algún otro lugar. Puede que estés dispuesto a acostumbrarte a nosotros, a tu entorno, o no. Pero decidas lo que decidas, queremos que estés presente aquí y ahora, con nosotros y contigo mismo.
Nosotros estamos cansados de todas esas falsas apariencias. ¿Te has mirado en el espejo cuando intentas sonreír sin que acompañe el corazón? Queremos conocer el/la auténtico/a tú. Seguro que ése nos gusta mucho más, porque es un ser como los demás, con sus vulnerabilidades y sus virtudes, un ser humano que con todo su valor intenta ser fiel a sí mismo y, así, fiel a los demás. Un ser humano que asume sus complejos para presentarse como es.
Si no estás a gusto, por favor no sigas leyendo estas líneas. No es nuestro propósito llevarte por un camino por el que no quieras ir. Sólo queríamos compartir contigo una creencia. A veces, mensajes sencillos en el momento adecuado nos permiten trabajar y evolucionar más rápidamente y el de hoy es: “Estar presente, aquí y ahora”.
Ahondamos en esa idea y descubrimos que nuestra vida sería mucho más fácil si tomáramos conciencia de todo lo que la rodea. Si cada vez que estuviéramos con alguien realmente estuviéramos presentes, en ese momento y en ese lugar, con esa persona seguramente mejorarían nuestras relaciones con ella.
¿Te sigues poniendo tu traje de Superman o Superwoman cuando entras por la puerta de la oficina? Como si en la oficina no se pudiera ser uno mismo: “¡No! Es que cuando estoy en el trabajo soy un profesional con un nivel, tengo un estatus que mantener, una posición, y cuando salgo por la puerta puedo ser yo otra vez”.
Esta voluntad por separarnos en dos, el yo personal y el yo profesional, se refleja en frases como: “Si actuara como pienso, no haría eso”, “soy una persona muy divertida, pero el trabajo es algo muy serio, así que soy un profesional serio”, “yo estoy aquí para ganarme la vida y lo que pasa aquí va en contra de mis valores, pero si hay que hacerlo se hace y punto”. Y así se oyen un sinfín de comentarios del mismo estilo. Es como si a nuestro “yo personal”, el de nuestros valores profundos, lo encerráramos en el armario durante largas horas al día. Como si ese verdadero yo no pudiera estar aquí, presente, y que estuviera el que ya no tiene los mismos valores y actúa como una máquina, muchas veces en contra de lo que piensa, siente y cree. Pero ¿nunca nos hemos parado a pensar que lo que intentamos llevar a cabo es un desdoblamiento de personalidad? ¿La vida no nos parecía suficientemente complicada como para además tener dos caras según la hora del día?
Aplicando las técnicas teatrales, tendríamos dos maneras de llegar a un personaje: buscando la esencia de ese personaje en uno mismo o jugando a ser otro. Dejo al lector deducir la técnica que emplean los actores que más nos tocan el corazón, los que hacen un papel excelente. ¿Cuáles serán aquellos que nos levantan de la silla con sus interpretaciones? La respuesta no parecerá ser evidente para todos. ¿De qué tenemos miedo? ¿Podría ser que tuviéramos miedo a ser nosotros mismos?
La cuestión es que si decidimos no ser nosotros mismos y decidimos ser actores y hacer el papel de nuestro “yo profesional” esto complica mucho la tarea diaria. ¿Cuántos años más podremos jugar a ese juego? ¿Ese yo profesional tiene nuestra misma capacidad creativa? ¿Tiene ese yo profesional los valores necesarios para sacar proyectos sostenibles para nuestro futuro y el de nuestros hijos?
¿Jugando estos dos papeles, el profesional y el personal, podremos ser fieles a nosotros mismos o perderemos todas nuestras referencias? Jugar esos dos papeles ¿será una manera de perder todos nuestros valores, toda coherencia y toda nuestra autoestima, aquello por lo que realmente nos respetamos? ¿Es que la mejor imagen de nosotros mismos no somos nosotros mismos?
¿Qué pensamos de todas aquellas personas que tienen un discurso que nos parece incoherente en relación con su comportamiento? ¿Quién podrá impedir que el ser humano señale siempre con un dedo acusador la incoherencia, la mentira, y no las perdone?
Por eso te pido, lector, que cuando estés conmigo, por favor, te ruego que estés presente, aquí y ahora.
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