La Encíclica Caritas in Veritate de Benedicto XVI me pareció la mejor lección de economía que nunca había leído. Coincide además que la situación actual de nuestra economía ha puesto de manifiesto que arreglarla implica replantearnos la moralidad de muchas actuaciones, incluyendo la pasividad de los buenos. La crisis es una cuestión moral antes que técnica. Hay mucho sinvergüenza y también muchos cómplices. Como siempre los más débiles y desvalidos están siendo los más afectados.
Entre otras cosas, la Encíclica recuerda que la economía y el mercado no son mundos independientes al de las relaciones personales o familiares; que la globalización, si se gestiona mal, produce pobreza y desigualdad; y que la lealtad, la confianza y el espíritu de servicio son valores “gratuitos” que hacen posible el mundo de los negocios.
